"Y así como en algún momento nos sentimos fracasar en nuestro intento de alcanzar un perfeccionamiento personal, así comenzamos a sentirnos impotentes frente al mal y el dolor que vemos en el mundo, que se nos revelan por todas partes y no sabemos como eliminar o aliviar.
El mal de afuera va entrando dentro nuestro y se va haciendo nuestro mal, porque sentimos lo que sienten los demás, poco a poco vamos dejando de diferenciar nuestro dolor del dolor en general.
Nuestra impotencia nos hace amar cada vez mas a los seres, nos une a ellos, los amamos en su desamparo, en su dolor y por su dolor.
Algunas veces sentimos fracasar en nuestro trabajo interior, ahora también en el exterior...pero ya no podemos volver atrás, sumergirnos en la inconsciencia, quisiéramos taparnos los ojos con las ajadas ilusiones, pero ya no podemos.
Se puede acaso volver de una comprensión, de un despertar como quien desanda un camino?
Acaso podemos dejar de ver lo que vemos, sentir lo que sentimos, no amar como amamos?
Podemos volver a limitarnos en un amor egoísta, a enredarnos en la mentira y en la simulación?
Y llega..el entregarnos, el aceptar...
Esto podría hacernos pensar que caímos en la desesperanza definitiva, en una especie de desengaño total de la vida y el mundo...pero no.
Cuando más adelantamos en el camino místico, mayor es nuestro equilibrio y estabilidad interiores, más claro nuestro entendimiento y más sensatas nuestras actitudes".
Jorge Waxemburg
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