El amor nunca está fuera de
nosotros mismos, está en lo profundo de ti, de mí…, por eso es un error
buscarlo en algo externo, en las personas, en las cosas…como si estas fueran a
envolvernos por siempre con esa calidez que necesitamos, es un imposible buscar
en lo exterior y muy insensato.
Mediante la observación de
nuestros actos, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, podemos ir acercándonos
más a nuestro ser, y es ahí donde está la solución a nuestros problemas.
Es a partir de la autovaloración,
la genuina autoestima, el sentirnos dignos y obrando en consecuencia, cuando
nos volvemos generadores de otro tipo de circunstancias que nos lleven a
vivenciar de una forma gratificante nuestras existencias.
Llegar a conectarnos con
nuestro ser, con nuestra esencia, con la verdadera fuente nos proporciona la energía
necesaria para hacer frente a los desafíos de la vida.
Pero a causa de patrones
mentales equivocados que fuimos creando en muchos años, desde la niñez…vivimos
empecinados en el error, o sea lo que latín significa pecado…que no es otra
cosa que vivir una vida donde nuestra decisiones torcidas, a causa de
pensamientos equivocados y emociones que nos esclavizan. Por tal motivo es que volviéndonos
lideres de nuestras emociones…con pensamientos adecuados…y objetivos claros,
que podemos diseñar la vida que queremos.
El dolor emocional es la
principal causa del dolor físico y de las enfermedades físicas, el
resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpabilidad, la ira, la
depresión, los celos…todos son formas de dolor.
Este dolor tiene dos
niveles: el dolor que creas ahora y el dolor del pasado, que aun vive en tu
cuerpo y en tu mente.
Cada dolor emocional que
experimentas dejara detrás de sí, un residuo de sufrimiento que vive en vos, se
mezcla con el dolor del pasado que ya estaba allí, alojándose en tu cuerpo y en
tu mente.
En cuanto el cuerpo del
dolor se apropia de ti, quieres más dolor. Te conviertes en una víctima o en un
agresor. Quieres causar dolor, sufrirlo, o las dos cosas.
DEBAJO DE LA IRA SIEMPRE
HAY DOLOR…y hay una ausencia total del observador.
Tenemos que hacer que
nuestra propia luz se fortalezca…tenemos que despertar nuestra consciencia es
la única salida.
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